La importancia de generar hábitos saludables: el enfoque psicológico para una vida activa y equilibrada
29 abr 2025
En la actualidad, generar y sostener hábitos saludables no solo implica fuerza de voluntad, sino también un profundo trabajo psicológico. La evidencia científica indica que la construcción de un estilo de vida activo, una alimentación balanceada y una mente sana requiere comprender y gestionar procesos emocionales y cognitivos que muchas veces son ignorados.
Etapas del cambio de comportamiento saludable
Desde la psicología del deporte, sabemos que el cambio de comportamiento saludable es un proceso que se desarrolla en etapas. De acuerdo con el Modelo Transteórico del Cambio de Prochaska y DiClemente (1983), las personas atraviesan fases como la precontemplación, contemplación, preparación, acción y mantenimiento antes de consolidar nuevos hábitos. Esto implica que la perseverancia y la autocompasión son esenciales; no es realista esperar cambios inmediatos y permanentes.
El rol de la motivación intrínseca
Una de las principales dificultades en la formación de hábitos saludables radica en la falta de motivación sostenida. Diversos estudios han demostrado que la motivación intrínseca —aquella que surge del interés o el disfrute de la actividad en sí misma— está asociada a una mayor adherencia al ejercicio físico y a una alimentación saludable, como se expone en la revisión sistemática de Teixeira, Carraça, Markland, Silva y Ryan (2012). Por tanto, es importante que quienes buscan mejorar su salud encuentren actividades físicas y estrategias nutricionales que les resulten personalmente gratificantes y significativas.
La autorregulación emocional como factor clave
La autorregulación emocional también desempeña un papel crucial. La frustración ante los retrocesos, la procrastinación o el perfeccionismo pueden sabotear los esfuerzos iniciales. Técnicas basadas en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) —como el compromiso con los valores personales y la aceptación del malestar momentáneo— se han mostrado efectivas para promover la constancia en conductas saludables, como señalan Hayes, Strosahl y Wilson en su propuesta terapéutica (2011).
Algunas recomendaciones prácticas, basadas en la evidencia actual, incluyen:
Establecer metas específicas y realistas: En lugar de proponerse "comer mejor" o "hacer más ejercicio", formular objetivos concretos como "caminar 30 minutos tres veces por semana" o "incorporar una cantidad adecuada de proteínas en el almuerzo".
Crear un entorno favorable: Adaptar el entorno físico y social para facilitar las elecciones saludables. Por ejemplo, mantener opciones de alimentos nutritivos al alcance o programar sesiones de entrenamiento con acompañantes.
Celebrar los pequeños logros: Reconocer el progreso, aunque sea mínimo, refuerza la motivación intrínseca.

Finalmente, es fundamental comprender que los cambios de estilo de vida sostenibles no son producto de un esfuerzo puntual, sino de una transformación profunda en la forma de pensar, sentir y actuar respecto a uno mismo y a la propia salud.
Si ya estás trabajando en estos aspectos cada día, has tomado una excelente decisión. Y si aún no lo has hecho, te invitamos a reflexionar sobre estos consejos y a comenzar a practicarlos: dar pequeños pasos hoy puede transformar por completo tu bienestar de mañana.
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Psicóloga y alumna certificada de la academia.